Fariseos (as)

Por eso pienso que el amor puede ser tan brutal como un golpe al plexo y tan suave como la caricia de un amante, como la pluma que lleva el viento, el cual también se lleva palabras y promesas. Al final uno termina siendo víctima o victimario, testigo o cómplice o todos o ninguno, igualmente culpable como inocente, o por último inimputable.
Por eso aquel que desee juzgar, que demuestre estar libre de pecado, no vaya a ser que su vida sea una mochila cargada de piedras.
No hay nada mas lamentable que esos jueces que al dar veredictos lo único que demuestran en su bajeza es una vida llena de miseria e infelicidad.

Deja un comentario